"Da siempre lo mejor y recibirás lo mejor"
MADRE TERESA DE CALCUTA
La Grandeza del Dar
Aquí entre nos, siempre he pensado que el “Dar” es una acción de origen divino que eleva al hombre que lo practica a niveles superiores.
Irremisiblemente aquel que “Da” está poniendo en acción una ley universal: La Ley de causa y efecto.
Maravillosa y justa ley sin embargo es a la vez peligrosa, pues “el que da, recibe” pero ¿Qué es lo que estás dando? ¿Y si no das?
El ser humano cuando “Da” está imitando (aunque muy burdamente) a nuestro Creador.
Nuestro hermoso y amado planeta Tierra también lo practica ofreciéndonos constantemente sus frutos y riquezas por doquier. Toda siembra te dará una cosecha, ¿Qué estas sembrando tú?
Yo me pregunto: ¿De dónde o de quién habremos aprendido los seres vivos esta bella acción? ¿Será herencia divina o programación genética? ¿Será una herencia de nuestro Creador?
¿De la Madre Tierra? ¿De la explosión del Ylem, llamada Big bang o ¿De algún simio en evolución?
Cabe señalar que las dos últimas aún no han podido ser debidamente probadas por ningún científico ni sabio alguno.
Los médicos en todo el mundo están de acuerdo en que, las enfermedades de tipo psíquico y emocional son las más comunes hoy en día y es la insatisfacción en sus diferentes grados la que nos empuja a la depresión, el desaliento y al stress. ¿Por qué podrá ser eso?
Yo sólo sé que cuando uno “Da” se siente en paz, aliviado, feliz, útil, realizado y satisfecho por haber podido ayudar o colaborar con alguien.
¿No será que fuimos creados para eso, para “dar”y que es algo natural e inherente al género humano?
Los psicólogos afirman que sólo cuando uno descubre la ocupación que por verdadera vocación le
corresponde es que, puede lograr la dicha, la realización, el éxito y la prosperidad.
El egoísmo, la indiferencia, la individualidad, vendrían a ser actitudes antinaturales que están generando la gran mayoría de males que hoy golpean nuestra salud, nuestras familias y nuestra sociedad.
Nos hemos vuelto meros consumistas de nuestro prójimo y de nuestro planeta y hemos olvidado que nuestra siembra (del dar) es lo único que nos asegura la cosecha ilimitada de recibir todo bien.
Hoy me alegro de poder darte u ofrecerte algo:
¿De nuestro Padre Celestial?
Mi humilde amistad
Si la aceptas, seré feliz y si no, también, porque éste simple pero gran acto puede poner en acción mi herencia divina: El “recibir” por haber dado.
Quiero dar gracias a Dios, de quien lo recibimos todo,
A mi familia y amigos, vehículos divinos de quienes tanto recibo cada día.
A todos ellos y a ustedes, gracias
Maravillosa y justa ley sin embargo es a la vez peligrosa, pues “el que da, recibe” pero ¿Qué es lo que estás dando? ¿Y si no das?
El ser humano cuando “Da” está imitando (aunque muy burdamente) a nuestro Creador.
Nuestro hermoso y amado planeta Tierra también lo practica ofreciéndonos constantemente sus frutos y riquezas por doquier. Toda siembra te dará una cosecha, ¿Qué estas sembrando tú?
Yo me pregunto: ¿De dónde o de quién habremos aprendido los seres vivos esta bella acción? ¿Será herencia divina o programación genética? ¿Será una herencia de nuestro Creador?
¿De la Madre Tierra? ¿De la explosión del Ylem, llamada Big bang o ¿De algún simio en evolución?
Cabe señalar que las dos últimas aún no han podido ser debidamente probadas por ningún científico ni sabio alguno.
Los médicos en todo el mundo están de acuerdo en que, las enfermedades de tipo psíquico y emocional son las más comunes hoy en día y es la insatisfacción en sus diferentes grados la que nos empuja a la depresión, el desaliento y al stress. ¿Por qué podrá ser eso?
Yo sólo sé que cuando uno “Da” se siente en paz, aliviado, feliz, útil, realizado y satisfecho por haber podido ayudar o colaborar con alguien.
¿No será que fuimos creados para eso, para “dar”y que es algo natural e inherente al género humano?
Los psicólogos afirman que sólo cuando uno descubre la ocupación que por verdadera vocación le
corresponde es que, puede lograr la dicha, la realización, el éxito y la prosperidad.
El egoísmo, la indiferencia, la individualidad, vendrían a ser actitudes antinaturales que están generando la gran mayoría de males que hoy golpean nuestra salud, nuestras familias y nuestra sociedad.
Nos hemos vuelto meros consumistas de nuestro prójimo y de nuestro planeta y hemos olvidado que nuestra siembra (del dar) es lo único que nos asegura la cosecha ilimitada de recibir todo bien.
Hoy me alegro de poder darte u ofrecerte algo:
¿De nuestro Padre Celestial?
Mi humilde amistad
Si la aceptas, seré feliz y si no, también, porque éste simple pero gran acto puede poner en acción mi herencia divina: El “recibir” por haber dado.
Quiero dar gracias a Dios, de quien lo recibimos todo,
A mi familia y amigos, vehículos divinos de quienes tanto recibo cada día.
A todos ellos y a ustedes, gracias
Miranda